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CÓMO HEMOS LLEGADO HASTA AQUÍ

A la pasión de José María por el trabajo bien hecho y a la simpatía que lo caracterizaba se sumaba la visión práctica de María José. Ella era una adelantada a su tiempo. Conducía con soltura su furgoneta DKW por Utebo y era una persona cultivada y autodidacta.

El taller y tienda de la pareja se fue consolidando con su buen hacer. Ambos eran trabajadores y cercanos, prestaban un buen servicio que fidelizaba a los clientes.

Ingrid aprendió de los talentos y la experiencia de sus padres e incorporó al negocio sus propias habilidades. Además, reorientó Muebles Guallar hacia un servicio integral de decoración e interiorismo.

El negocio actual cumple una premisa poco habitual y es que Guallar Interiorismo conserva clientes desde sus inicios, tras cincuenta años de historia.

Esa fidelidad no es fruto de algo estático, sino todo lo contrario. Guallar Interiorismo evoluciona con cada proyecto, con cada reto, poniendo la comunicación con el cliente en el eje de su trabajo.

Comprender a las personas es la única forma de obtener un resultado no solo útil, sino también bello, único y personal.

Quien conoce a Guallar Interiorismo sabe que se ocuparán hasta del más mínimo detalle porque, como decía Saramago: «Sólo si nos detenemos a pensar en las pequeñas cosas comprenderemos las grandes»

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